Todo el mundo en la empresa sabe que son dos palabras muy apreciadas para mí.
Dos características necesarias para una gestión eficaz de los recursos humanos que fomentan la creatividad y el talento en un contexto regulado.
Rigor (¡no rigidez!) para establecer un marco de reglas, un método «científico» (en realidad riguroso) para abordar los imprevistos, un contexto en el que ser flexible y aprovechar las oportunidades.
He comprobado que, incluso en un equipo ciclista, estas dos cualidades son extremadamente necesarias.
El ritmo de cada jornada es ajustado y nada se deja al azar. La Daily sheet es una página, no más, que se distribuye cada día después del final de la carrera y que contiene toda la información esencial que no debe faltar: dos columnas, una para los ciclistas y otra para el staff, en varias filas toda la información necesaria para la noche y el día siguiente. Por un lado, información logística: despertador, control de peso, desayuno, salida del hotel, entrega del equipaje al camión, distancia hasta la salida y hasta el siguiente hotel (y cómo llegar); por otro, información estrictamente relacionada con la carrera: condiciones meteorológicas, información sobre la carrera (salida, Feed Zone, KOM, etc.) y asignación de vehículos.
Información resumida en un imprescindible A4. Tan simple y esencial que no pensarías que toda la información pueda estar ahí (¡pues sí!).
Los primeros días hacía preguntas para entender bien las siglas, observaba atentamente la maquinaria organizativa y daba sentido a esos horarios e informaciones.
Me encanta la puntualidad pero soy por naturaleza un poco impuntual (¿contradicción? ¡Sí!), en este entorno no puedes serlo o pagas las consecuencias.
Al cabo de unos días, aprecié el escaneo del tiempo realizado por otra persona, aprecié (con un poco de cansancio inicial, no lo ocultaré) no tener que decidir quién hace qué, aceptar que la responsabilidad organizativa (y de otro tipo) recaía en otros, confié en las personas competentes que hacen su trabajo y me ajusté a sus ritmos, encajando mis compromisos profesionales entre traslado y traslado.
La regla principal es una: los corredores están en el centro, el objetivo es que corran el Giro de Italia en las mejores condiciones posibles para lograr los resultados que ellos mismos se fijan, no tienen que preocuparse de todo lo demás, alguien lo organiza por ellos.
Tienen su rutina diaria: control con el médico, peso, desayuno que es el almuerzo (bajo la atenta mirada del nutricionista), autobús, carrera, ducha, traslado, masaje, cena, descanso. Cada día igual, cada día diferente.
El resto del equipo trabaja a su alrededor, cada uno tiene su papel preciso (director deportivo, masajista, entrenador, responsable de logística, mecánico, fotógrafo, hospitality, realizador de vídeo, etc.), pero todos desarrollan más de una tarea. Casi todos saben repostar en carrera, conducir el buque insignia, cambiar una rueda, preparar almuerzos de bolsillo para el personal o los invitados.
El contexto riguroso permite encontrar siempre una solución a los imprevistos, tener la rapidez de decisión y la flexibilidad necesarias para poder alcanzar los objetivos fijados.
Me resulta espontáneo -dado mi papel en la empresa- observar la dinámica, los procesos no escritos y los que faltan, las eficiencias y las ineficiencias, y encuentro muchas similitudes con el mundo empresarial. Están los que asumen plenamente sus responsabilidades y los que prefieren buscar «culpables», los que mantienen unido al grupo y los que son más temperamentales y menos empáticos, están los líderes innatos y los que se esfuerzan por serlo. Como en una empresa, los (pocos) errores que se cometen suelen ser el resultado de malentendidos, generalmente falta de comunicación o falta de respeto por los roles -en un entorno agitado y cambiante-, mientras que los éxitos y los resultados surgen de la pasión, la resiliencia, la atención al detalle, la dedicación, el trabajo en equipo y mucho trabajo duro (esto último sobre todo de los corredores, ¡pero no solo de ellos!)
También me di cuenta de otra analogía con nuestra empresa: el Team Polti Kometa tiene en su ADN una impronta de valores, una fuerte identidad que le permite destacar entre equipos (muy respetados) del circuito mundial con presupuestos diez veces mayores, no solo por los resultados que obtiene, sino también por su comportamiento. Como el Grupo Polti, que destaca entre las multinacionales multimillonarias, no solo por sus productos sino también por unos valores fuertes y la coherencia en los mensajes que transmite. Confío en que ambas, sigan persiguiendo sus objetivos de crecimiento con perseverancia, dedicación... rigor y flexibilidad.